Artritis de la rodilla
Hay tres tipos básicos de artritis que pueden afectar a la articulación de la rodilla:
. La artrosis
. La artritis reumatoidea
. La artrosis post traumática
La artrosis
La artrosis es la forma más común de artritis en la rodilla. La artrosis es una enfermedad degenerativa lentamente progresiva en la que el cartílago de la articulación se desgasta poco a poco. Con mayor frecuencia afecta a personas de mediana edad y mayores. El riesgo de discapacidad de la artrosis de la rodilla es tan grande como la de las enfermedades cardiovasculares. Es una de las cinco principales causas de discapacidad entre los ancianos.
La artritis reumatoidea
La artritis reumatoidea (AR) es un tipo de artritis inflamatoria que puede destruir el cartílago de la articulación, puede ocurrir a cualquier edad y generalmente afecta a ambas rodillas.
La artrosis post-traumática
La artrosis postraumática puede desarrollarse después de una lesión en la rodilla. Este tipo de artritis es similar a la artrosis y puede desarrollarse años después de una fractura, lesión de ligamentos o meniscos.
Artrosis
La artrosis de la rodilla por lo general ocurre en las rodillas que han experimentado un traumatismo, infección o lesión. El tejido blando y deslizante de tejido fibroso llamado cartílago articular, actúa como un colchón protector entre los huesos. La artrosis se desarrolla cuando el cartílago comienza a deteriorarse o se pierde. A medida que el cartílago articular se ha perdido, el espacio que hay entre los huesos de la articulación se hace más estrecho. Este es un síntoma precoz de la artrosis de la rodilla y se observa fácilmente en las radiografías.
A medida que la enfermedad progresa, el cartílago se adelgaza, llegando a fragmentarse. Los huesos reaccionan volviéndose más gruesos y comienzan a crecer hacia afuera formando osteofitos (conocidos también como picos de loro o espolones). La membrana sinovial (la membrana que produce un líquido espeso que ayuda a nutrir el cartílago y mantenerla deslizante) se inflama y engrosa. Se puede producir el exceso de líquido, a menudo conocido como «agua en la rodilla», que causa una inflamación adicional. Con el correr de los años la articulación cambia lentamente. En casos severos, cuando el cartílago articular se ha ido, los extremos de los huesos engrosados se rozan entre sí y se desgastan. Esto provoca una deformidad de la articulación. La actividad cotidiana normal se convierte en dolorosa y difícil de realizar.
Factores de riesgo
Varios factores pueden aumentar el riesgo de desarrollar artrosis de la rodilla.
- Herencia : Existe cierta evidencia de que las mutaciones genéticas pueden hacer que una persona tenga más probabilidades de desarrollar osteoartritis de la rodilla.
- Peso : El peso aumenta la presión sobre las articulaciones de las extremidades inferiores como la rodilla.
- Edad : La capacidad del cartílago de curarse por sí mismo disminuye con la edad.
- Sexo : Las mujeres que son mayores de 50 años de edad son más propensas a desarrollar artrosis de la rodilla que los hombres.
- Traumatismos : Una lesión vieja en la rodilla, como lesiones deportivas o laborales por ejemplo, puede conducir a la artrosis de la rodilla.
- Lesiones por esfuerzo repetitivo : Estos generalmente están asociados con ciertas actividades, sobre todo aquellas en las que hay que trabajar arrodillado o en cuclillas, caminar más de 3 KM al día o levantando regularmente al menos 25 Kg. Además, algunas ocupaciones como trabajador de la línea de montaje, operador de teclado de la computadora, algunas actividades artísticas, trabajos en astilleros o muelles, mineros y los que colocan alfombras o pisos han demostrado una mayor incidencia de artrosis de la rodilla.
- Deportes de alto impacto : Los jugadores de élite en el fútbol, corredores de larga distancia y el tenis tienen un mayor riesgo de desarrollar artrosis de la rodilla.
- Otras enfermedades : Los episodios repetidos de gota o infecciones, trastornos metabólicos y algunas enfermedades congénitas tambié n pueden aumentar su riesgo de desarrollar artrosis de la rodilla.
- Otros factores de riesgo : Están siendo investigados otros factores incluidos el efecto de las vitaminas C y D, mala postura o alineación de los huesos, ejercicios con capacidad aeróbica pobre y debilidad muscular.
Los síntomas
Generalmente, el dolor asociado con la artrosis se desarrolla gradualmente, aunque la aparición súbita también es posible. La articulación puede ponerse rígida e hinchada, por lo que es difícil doblar o extender la rodilla. El dolor y la hinchazón son peor por la mañana o después de un período de inactividad. El dolor también puede aumentar después de actividades tales como caminar, subir escaleras, o arrodillarse. El dolor a menudo puede causar una sensación de debilidad en la rodilla, lo que puede producir «bloqueos» o «que se dobla». Muchas personas afirman que los cambios climáticos también afectan el grado de dolor de la artrosis.
El examen médico
Su médico le realizará un examen físico enfocándose en su forma de caminar, en el grado de movilidad de la extremidad y en la inflamación de la articulación. Examinará también otras articulaciones como la rodilla opuesta y especialmente la articulación de la cadera que también puede causar dolor en la rodilla.
Las radiografías muestran pérdida del espacio articular en la rodilla afectada. Los análisis de sangre y la resonancia magnética nuclear (RMN) pueden ser necesarias para diagnosticar la artritis reumatoide.
El tratamiento no quirúrgico
Si usted tiene artrosis de la rodilla dispone de una amplia gama de opciones de tratamiento. La eficacia de diferentes tratamientos varía de persona a persona. La elección del tratamiento debe ser una decisión conjunta entre usted y su médico.
El objetivo del tratamiento es:
- Reducir el dolor
- Aumentar la función
- En general, reducir los síntomas
- La satisfacción del paciente
En sus primeras etapas, la artrosis se trata con medidas no quirúrgicas. Los tratamientos no quirúrgicos se dividen en cuatro grandes grupos: las modificaciones de estilo de vida, ejercicio, dispositivos ortopédicos y otros métodos.
Modificación del estilo de vida
Modificar el estilo de vida puede significar bajar de peso, cambiar actividades físicas como correr o saltar por nadar o ciclismo y minimizar las actividades que agravan la enfermedad tales como subir escaleras. Muchos pero no todas las personas con artrosis de la rodilla tienen sobrepeso. Simplemente con bajar de peso pueden reducir el estrés en las articulaciones que soportan carga, como la rodilla y de esta forma reducir el dolor y aumentar la función, sobre todo para caminar.
Ejercicio
Los ejercicios pueden ayudar a aumentar el grado de movimiento y flexibilidad así como ayudar a fortalecer los músculos de la pierna. La fisioterapia y el ejercicio son eficaces en reducir el dolor y mejorar la función. Su médico y un terapeuta físico pueden diseñar un programa de ejercicios individualizado que satisfaga sus necesidades y estilo de vida.
Los dispositivos ortopédicos
El uso de dispositivos tales como un bastón, zapatos o plantillas blandos que absorban el impacto de la carga de peso, o usar una férula o una rodillera pueden ser útiles. Algunos estudios de investigación se han focalizado en el uso de rodilleras para el tratamiento de la artrosis de la rodilla especialmente si está afectando a un solo lado de la rodilla. Una férula puede ayudar con la estabilidad y la función. Hay dos tipos de férulas que se utilizan con frecuencia. Las de “descarga” que cambian la carga de peso hacia la parte menos afectada de la rodilla. Las de «apoyo» que disminuyen la carga de peso en toda la rodilla. En la mayoría de los estudios los síntomas de la rodilla mejoran, disminuye el dolor al apoyar el peso del cuerpo y mejora la capacidad de caminar.
Otros métodos
Otras métodos incluyen la aplicación de calor o hielo, ejercicios en el agua, sustancias que se aplican con masajes en la piel o el vendaje elástico.
Tratamiento de Drogas
Varios tipos de medicamentos pueden ser utilizados en el tratamiento de la artrosis de la rodilla aunque ni nguna droga cambia la historia natural de la artrosis de rodilla. Debido a que cada paciente es diferente y a que no todas las personas responden de la misma forma a los medicamentos, su cirujano ortopedista diseñará un programa de tratamiento específico para su enfermedad.
Los medicamentos analgésicos-antiinflamatorios como aspirina, paracetamol o ibuprofeno pueden ayudar a bajar la hinchazón en la articulación y reducir el dolor y son generalmente la primera opción de tratamiento. Todos los medicamentos tienen efectos secundarios potenciales y los analgésicos simples no son una excepción. Además, con el tiempo, su cuerpo puede desarrollar tolerancia y reducción de los efectos del analgésico. Es importante tener en cuenta de que estos medicamentos, que se venden sin receta, también pueden interactuar con otros medicamentos que esté tomando, como anticoagulantes. Asegúrese de discutir estos temas con su cirujano ortopedista o médico clínico.
Un tipo más potente de calmante del dolor son los antiinflamatorios no esteroides o DAINEs. Estos medicamentos como el naproxeno, diclofenac o los inhibidores de la COX-2 se prescriben a menudo si el dolor de rodilla es moderado a severo, y al igual que todos los analgésicos, pueden causar efectos secundarios como cambios en la función renal y hepática, así como una reducción en la capacidad de coagulación de la sangre. Estos efectos suelen ser reversibles cuando se descontinúa el medicamento. Asegúrese de decirle a su médico si usted ha tenido problemas de estómago, intestinos, cardíacos, trombosis, hipertensión, o si usted es alérgico a la aspirina o a otros DAINEs. Estos fármacos son irritantes para el estómago y pueden causar hemorragia abdominal, a veces sin previo aviso.
La glucosamina y condroitin sulfato
La glucosamina y el condroitin sulfato son suplementos orales que pueden reducir la hinchazón y aliviar el dolor de la artrosis así como también mejorar la movilidad y función. Se trata de dos sustancias que se encuentran naturalmente en el cartílago de las articulaciones y pueden ser particularmente útiles en las primeras etapas de la artrosis de la rodilla. Aunque la glucosamina y el condroitin sulfato son sustancias naturales y se venden sin receta médica, pueden causar efectos secundarios tales como dolores de cabeza, malestar estomacal, náuseas, vómitos y reacciones cutáneas. Estos suplementos pueden interactuar con otros medicamentos por lo que puede ayudar mantener informado a su médico acerca de su uso. Si usted decide hacer esta terapia es importante no interrumpirla demasiado pronto. Es necesario por lo menos dos meses de uso continuo antes de que el efecto completo se lleva a cabo.
Otras drogas
Existen en el mercado otros fármacos que actúan sobre el metabolismo del cartílago y del tejido colágeno que lo compone, como son la diacereína y los aceites insaponificables de productos naturales. Estos productos son más utilizados en Europa y pueden aliviar el dolor de la artrosis de la rodilla en casos leves a moderados luego de 4 a 6 meses de uso. La diacereína en particular, puede afectar la función renal o hepática y también puede provocar en algunos pacientes, trastornos digestivos o reacciones en la piel, por lo que su uso debe estar periódicamente vigilado por su médico. Los aceites insaponificables por ser fármacos derivados de productos vegetales, poseen pocos efectos secundarios.
Los corticoesteroides
Los corticoides son potentes agentes anti-inflamatorios que pueden ser inyectados en la articulación. Se indican para el dolor moderado a severo. Pueden ser muy útiles cuando hay hinchazón significativa, pero no así cuando está afectada la mecánica de las articulaciones. Los corticoides pueden aliviar el dolor y reducir la inflamación con el consiguiente aumento de la fuerza en el músculo del muslo. Sin embargo, los efectos no son duraderos y no se deben aplicar más de cuatro inyecciones por articulación y por año. Además, hay que tener cuidado con el uso de estas inyecciones. Por ejemplo el dolor y la inflamación pueden «reaparecer» inmediatamente después de la inyección y existe el daño potencial a la articulación a largo plazo o el riesgo de una infección. Con inyecciones repetidas frecuentemente o durante un período de tiempo prolongado, puede aumentar el daño articular en lugar de disminuir.
Visco-suplementación con Acido Hialurónico
La visco-suplementación consiste en inyectar ácido hialurónico en la articulación para mejorar la calidad del líquido articular y es un procedimiento relativamente nuevo. El ácido hialurónico es una sustancia natural que se encuentra en el líquido sinovial de las articulaciones y actúa como un “lubricante” para que los huesos se muevan con facilidad uno sobre el otro y como un “amortiguador” que absorbe las cargas de peso sobre la articulación.
Las personas con artrosis tienen una menor concentración de la normal de ácido hialurónico en las articulaciones. La viscosuplementación ha demostrado aliviar el dolor en muchos pacientes que no pueden obtener alivio con los otros tratamientos. Esta técnica ha sido utilizada en Europa, Asia y en los EE.UU desde 1997. Están disponibles comercialmente en el mercado varias preparaciones de ácido hialurónico con diferentes concentraciones.
El ácido hialurónico no tiene un efecto analgésico inmediato. Inmediatamente después de la inyección en algunos pacientes se puede notar reacción local, dolor, calor y una ligera hinchazón. Estos síntomas no suelen durar mucho tiempo y alivian con la aplicación local de hielo. Durante las primeras 48 horas después de la inyección se debe evitar cargar el peso excesivamente en la pierna como permanecer de pie durante largos períodos, correr o levantar objetos pesados.
Su cirujano ortopedista le aplicará entre 3 a 5 inyecciones (una por semana). Con el transcurso de las inyecciones, es posible que note que tiene menos dolor en su rodilla. El ácido hialurónico parece tener propiedades anti-inflamatorias y analgésicas y los efectos pueden durar varios meses.
La visco-suplementación puede ser útil para la gente que no ha respondido a los tratamientos básicos para la artrosis. Es más eficaz si la enfermedad está en sus primeras etapas (leve a moderada). Si su artrosis no responde bien al tratamiento o si está tratando de retrasar la cirugía, es posible que desee discutir esta opción con su cirujano ortopédico.
Plasma rico en plaquetas
El plasma rico en plaquetas (PRP), es la fracción del plasma de la sangre que contiene una concentración elevada de plaquetas. Estas células de la sangre, que actúan básicamente en los mecanismos de la coagulación, contienen enormes reservas de proteínas bio-activas, incluyendo factores de crecimiento, que son de vital importancia para iniciar y acelerar la reparación y la regeneración de los tejidos. Estas proteínas bio-activas inician y aceleran la reparación y regeneración del tejido conectivo como hueso, músculo, tendones, ligamentos, cartílago y piel promoviendo el desarrollo de nuevos vasos sanguíneos.
El PRP se utiliza en Europa hace mas de 30 años en odontología y cirugía cosmética en forma segura y eficiente. Su uso se expandió luego a Asia y América, y por su capacidad de cicatrizar heridas y regenerar tejidos dañados, se extendió a otras especialidades médicas como oftalmología, cirugía, flebología, traumatología y ortopedia. Es un procedimiento biológico y no hay peligro de reacciones alérgicas por utilizarse plasma del propio paciente.
Para preparar el PRP, se toma una pequeña cantidad de sangre del paciente, se la coloca en una centrifugadora y se procesa en alrededor de 15 minutos. El procedimiento se realiza bajo estrictas condiciones de esterilidad y por personal calificado. El PRP, cuando se inyecta en la zona dañada, causa una leve inflamación y, los factores de crecimiento que contiene, desencadenan la cascada de la curación dando como resultado la proliferación de nuevas células y un nuevo tejido colágeno que comienza a desarrollase.
El PRP se utiliza en el tratamiento de las lesiones agudas y crónicas de los ligamentos, músculos, facias, tendones y úlceras venosas. En la artrosis y particularmente en la artrosis de rodilla, se indica en los casos en que se encuentra contraindicada o se debe diferir la cirugía. La aplicación de 2 o 3 inyecciones de PRP en la articulación, con intervalos de 2 semanas entre cada una, ha demostrado aliviar el dolor y la inflamación que producen la artrosis por períodos que varían entre 3 meses a 1 año, en casos moderados a severos. La eficacia del PRP es difícil de cuantificar porque hay muchas diferencias en cantidad y calidad de plaquetas entre cada persona como así también en las técnicas de preparación.
Terapias alternativas
Las terapias alternativas incluyen el uso de la acupuntura y la terapia de pulsos magnéticos. Muchas formas de terapia no han sido probadas, pero son razonables para intentarlas, siempre que encuentre un profesional calificado y mantenga informado a su médico de sus decisiones.
La acupuntura utiliza agujas muy finas para estimular zonas específicas del cuerpo para aliviar el dolor o adormecer temporalmente el área. A pesar de que se utiliza en muchos lugares del mundo y la evidencia sugiere que puede ayudar a aliviar el dolor de la artrosis, hay pocos estudios científicos sobre su efectividad. Asegúrese de que su acupunturista esté certificado y no dude en preguntar acerca de las prácticas de esterilización que utiliza.
La terapia de pulsos magnéticos es indolora y funciona mediante la aplicación de una señal de impulsos a la rodilla, la que se coloca en un campo electromagnético. Al igual que muchas terapias alternativas, la eficacia con la terapia de pulsos magnéticos aún no se ha demostrado.
Tratamiento quirúrgico
Si su artrosis no responde a estos tratamientos no quirúrgicos, puede que tenga que someterse a una operación.
Las siguientes son distintas opciones quirúrgicas:
- La cirugía artroscópica utiliza tecnología de fibra óptica para permitir al cirujano ver el interior de la articulación y limpiarla de residuos o reparar el cartílago lesionado.
- La osteotomía del hueso de la pierna (tibia) o el del muslo (fémur) para mejorar la alineación de la articulación de la rodilla.
- La artroplastia total o parcial de rodilla reemplaza al cartílago de la articulación seriamente dañado con metal y plástico.
- El injerto de cartílago es posible para algunas rodillas con pérdida de cartílago limitada o contenida producida por un traumatismo.
El futuro
A pesar de los últimos avances en el tratamiento de la artrosis de la rodilla como técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas, nuevos materiales e instrumentos, rehabilitación temprana que permite el retorno al deporte y a la actividad con más rapidez, nuevos fármacos que mantienen a los pacientes activos durante años, terapias génicas y celulares y diagnóstico por imágenes, la naturaleza no se modifica: el cartílago articular no se forma nuevamente. Los cirujanos ortopédicos siguen buscando nuevas formas para tratar la artrosis de la rodilla. Actualmente la investigación se centra en nuevos fármacos así como también en trasplantes de cartílago y otras maneras de ayudar a retardar el progreso de la artrosis como la terapia génica. La industria ortopédica focaliza la investigación en mejorar los implantes con nuevos diseños y mejores materiales para prolongar la durabilidad y mejorar la función de la rodilla. El deseo de romper estas barreras y modificar relativamente la historia natural de la enfermedad, motivan para desarrollar nuevas opciones terapéuticas para la artrosis de la rodilla.
Links relacionados
Amercican Academy of Orthopaedic Surgeons: www.aaos.org
Trauma Fundación MAPFRE
Publicaciones AAOS del Meeting 2011, San Diego, Ca, USA.